Durante el verano del 2010 realizamos una serie de Talleres de dirigidos a distintas edades.

Entre el 17 y el de 20 de agosto vinieron 12 niños entre 9 y 12 años para disfrutar de cuatro mañanas de talleres en el Jardín del Museo y en la Plaza de San Martín.


Contamos en esta ocasión con Marina, Reshma, Claudia, Lucía, Marta, Jana, Fuencisla, Laura, Ana, Daniel, Alejandro y Jesús.


En las salas del Museo pudimos disfrutar de dos exposiciones: Esteban Vicente. Dibujos 1920-2000 y Huellas de la ciudad. A partir de ellas decidimos explorar nuestro entorno, descubriendo cosas nuevas y después recogiéndolas mediante dibujos, fotografías y huellas.




El primer día, para conocernos mejor, nos presentamos, escribimos cada uno nuestro nombre y los revolvimos para transformarlos en un collage de nombres escritos.




También salimos a ver nuestro punto de partida para los talleres: la plaza de San Martín, e inmediatamente empezamos a ver cosas en las que nunca nos habíamos fijado.

Cada uno hizo sus pequeños descubrimientos. Por ejemplo, vimos que en la plaza hay varios letreros que cuentan historias del lugar o de las personas que han estado allí, las famosas esculturas "Sirenas" son mujeres con cuerpo de león, hay un móntón de alcantarillas en la plaza y todas tienen decoraciones diferentes, muchas casas tienen su propio escudo, hay esgrafiados en casi todas las fachadas, etc.


                                     


Después de haber observado un poquito la plaza hicimos un dibujo de memoria.

Nos dimos cuenta de que es muy difícil fijarse en todos los detalles y que para conseguir dibujar las cosas con cierto parecido hay que observar mucho.



A veces nos acordamos sólo de unas cosas, pero hablando entre nosotros salían más ideas sobre lo que cada uno recordaba del mismo lugar: los escalones, las esculturas, la iglesia, la gente sentada en las terrazas de los bares, la fuente...



No sólo vimos la plaza como peatones, sino que también localizamos la situación de la plaza de San Martín y la situamos en los planos de la ciudad.

Además planeamos cómo podría ser una plaza colocando piezas de madera y espacios abiertos entre ellas.




La vista aérea de Segovia nos sirvió para darnos cuenta de otras cosas, como por ejemplo las formas de las casas y las calles, que vistas desde arriba no se pueden reconocer cuando se pintan por separado.

Cada uno se fijó en detalles distintos a partir del mismo plano. Algunos pintaron sólo los patios, otros las calles, otros las sombras, etc.





La plaza también está llena de sombras y texturas. Decidimos atrapar algunas. Con papeles puestos sobre distintas superficies pudimos recoger la textura que tenían.

Muchas eran de escudos de las distintas alcantarillas, piedras, puertas y esculturas.

En verano además el sol es más fuerte y las sombras estaban bastante marcadas, así que las recogimos con tizas blancas.


Después de haber dibujado la plaza de San Martín y su plano, pasamos a recrearla en tres dimensiones. Así que nos pusimos manos a la obra para levantar una maqueta con piezas de cartón.

Cada uno escogió un edificio para dibujarlo con rotuladores y después pintarlo con ceras acuarelabes.



 Después colocamos las piezas de cartón de cada edificio en las escaleras del jardín para recrear la plaza a pequeña escala. Hicimos cada fachada con mucho detalle y añadimos también algunos personajes. 




Las "Sirenas" de la plaza son esculturas híbridas entre mujer y león.

A partir de la idea del híbrido decidimos crear los nuestros propios mezclando con recortes de prensa partes de animales y de personas.

Los resultados fueron muy curiosos...



Recorrimos la plaza de diferentes formas, apreciando otras cosas que se nos pueden pasar desapercibidas.

También intervenimos el espacio con materiales para cambiar la sensación habitual. Utilizamos rollos de  papel de tickets para poner líneas blancas a la plaza.



También utilizamos plásticos de pintor y los movimos al aire en una intervención de movimiento y sonido.






Recorrimos la plaza de distintas formas, siguiendo unos hilos de color que habíamos extendido previamente por el suelo.

Nos pusimos en fila, saltamos, caminamos a ciegas ayudados por otros y jugamos a una carrera de chapas para recorrer nuestra plaza de múltiples formas.








El taller La plaza en una caja terminó teniendo muchos materiales y descubrimientos. Todo lo metimos en una caja que primero decoramos con otros dibujos y collages. 


 
Y todos los trabajos también los pudimos mostrar a los demás. Familiares y amigos vinieron a ver nuestras obras.

Para ellos preparamos una exposición y cada uno se encargó de explicar alguno de los talleres.